El Palacio de Schönbrunn (Schloss Schönbrunn) es uno de los principales puntos de interés turístico de la ciudad de Viena y es visitado por miles de personas a lo largo del año.
Estamos ante un lugar majestuoso donde antes fueron levantados hasta tres palacios que se incendiaron y que fue la residencia permanente de una dinastía tan importante como la de los Habsburgo.
Historia del Palacio de Schönbrunn
La historia del origen del nombre del palacio es bastante peculiar.
Por aquel entonces, Matías II, quien vivía en el castillo, descubrió una bonita fuente natural (Schönen Brunnen) por las inmediaciones del castillo y de ahí tomó su nombre actual.
Posteriormente se hizo muy famosa Leonor de Gonzaga, quien hizo varias remodelaciones y ampliaciones al castillo para convertirlo en residencia estival.
Durante la guerra con el imperio turco el palacio fue destruido en su totalidad. Una vez terminada, se volvió a construir un castillo para conmemorar dicha victoria.
El arquitecto encargado de la obra se inspiró en Versalles y su diseño fue tan exuberante y lleno de lujos que no fue aceptado.
El siguiente proyecto ya mucho más más contenido en su tamaño, fue el que acabó realizándose y es el que se puede ver hoy en día. El emperador murió, pero las obras continuaron.
El Palacio de Schönbrunn cuando se finaliza pasó a ser rápidamente el favorito de los Habsburgo.
En este palacio se alojó Napoleón después de varias batallas en las que salió victorioso, como las de Austerlitz y Wagram.
De hecho en la valla de la entrada podemos ver dos águilas napoleónicas que conmemoran su estancia en el palacio.
Acogió a los soberanos británicos, austriacos o rusos en el Congreso de Viena.
Fue testigo también de cómo Kennedy y Kruschev en 1961 estuvieron reunidos en la «sala de los espejos» en un momento bastante crítico y tensión en el mundo.
Visita del Palacio de Schönbrunn
Viajar a Viena sin visitar este palacio no es una verdadera visita, siendo el gran símbolo de la Viena del Imperio.
Realmente el interior de este palacio es muy bonito y merece la pena entrar para verlo.
Como decíamos en el apartado de historia, se construyó en el siglo XVII y en él residieron Francisco José y Sissí entre otros. Además, hasta que terminó la monarquía en 1918, fue el palacio favorito de la casa de Habsburgo. Por lo que es un lugar lleno de historia que no defrauda al visitante.
Cuando se compran tickets para visitar las habitaciones del palacio, se puede elegir entre:
- El Gran Tour de una hora y media, donde se recorren 40 estancias reales
- Tour Imperial, algo más económico y donde se incluye la visita de 22 de las estancias reales.
- Classic Pass: 21€. Incluye el interior del palacio del Grand Tour (40 habitaciones) y te da acceso a la Glorieta y al laberinto de los jardines.
Con el de Tour Imperial puede uno quedar bien servido, pero los que quieran aun más, pueden la visita más completa del palacio: el Sisi Ticket.
Este tipo de entrada te da derecho a ver 22 estancias del palacio y también un acceso exclusivo al Palacio de Hofburg.
En caso de que vayáis con niños, una buena opción es ir también al zoo o realizar alguna que otra actividad complementaria.
En este caso lo mejor es mirar la web oficial que os ofrece más opciones, pero una buena opción es el paseo por los jardines, que además es es gratuito.
Tours que podemos hacer por el palacio:
- Concierto de Mozart y Strauss en Schönbrunn
- Palacio de Schönbrunn y tour de la ciudad de Viena
- Visita guiada por el Palacio Schönbrunn
- Tour por el Palacio Schönbrunn y la Cripta Imperial
- Tour de Sissi por Viena
- Visita sin colas al Palacio y Jardines de Schönbrunn
- Tickets sin colas para el zoo de Schönbrunn
Recomendaciones del Palacio de Schönbrunn
Cuando uno entra al palacio, puede pedir una audioguía gratuita en español. Para nosotros fue bastante útil, y en menos de una hora puedes recorrer las habitaciones del palacio.
En la audioguía te explican el verdadero culebrón que existió entre Francisco José y Sissí. Una historia en el que el emperador estaba muy enamorado.
Recuerda que no se pueden hacer fotos del interior, algunas habitaciones son realmente ostentosas y otras más sencillas, caso de la de los emperadores.
Una visita que lleva tiempo son los jardines del palacio. Miden 1,2 km de largo, aunque es un paseo que se realiza de forma agradable entre un buen número de estatuas, flores y fuentes.
En caso de que vayáis en verano, no os olvidéis de llevar gorro, o gorra, hay que protegerse del sol. En los jardines por desgracia no hay una sola sombra y en Viena el sol puede llegar a quemar mucho en la estación estival.
Hay que contar que por los jardines no hay ningún bar ni fuente para poder hidratarse.
El laberinto es otra de las atracciones, es divertido y no es nada intuitivo, por lo que puede pasar que si vas te cueste baste salir.
Si vamos con niños es una actividad que puede ser de gran diversión para desconectar de la parte cultural que puede ser quizás algo tediosa parta los más pequeño.
La visita al Palacio de Schönbrunn nos puede llevar una mañana aproximadamente, pero en caso de que se os haga tarde es una opción el poder comer en el bar.
Visitar este palacio y sus extraordinarios jardines es toda un experiencia. Algo también recomendable es acercarse hasta la colina aunque tengamos que subir un poco, pues las vistas de Viena y del mismo complejo merecen mucho la pena de ver.
¿Cómo llegar?
Debemos tomar el metro U4, línea a Schönbrunn o Hietzing.
Desde allí es sencillo llegar, simplemente hay que girar a la derecha después de salir del metro y caminar por el paseo hasta encontrar el palacio.
La cantidad de gente que va hacia el Palacio hace complicado perderse.
Los otros dos palacios: Hofburg y Belvedere
Si te gustan los palacios, tienes estas otras dos opciones para visitar en Viena:
Palacio de Hofburg
Es el más grande de los palacios y el que tiene más historia.
Sus partes más antiguas fueron una fortaleza del siglo XII. Desde aquel entonces ha tenido muchas ampliaciones.
Actualmente es donde reside el presidente de Austria y ha tenido muchos inquilinos, la mayoría de los Habsburgo, que lo ocuparon durante más de 60 años.
Francisco José I y Sissí también estuvieron aquí. Incluso Adolf Hitler también pronunció desde uno de los balcones el famoso discurso donde anunciaba la anexión de Austria a Alemania.
Con la entrada puede verse el Museo Sissí, los Apartamentos Imperiales y la Colección de Platería. El precio es de 10,50 € para adultos y 13 € con audioguía.
Palacio Belvedere
Se construyó entre 1714 y 1723 para el príncipe Eugenio de Saboya.
El conjunto del Palacio Belvedere lo forman dos edificios, Belvedere Alto y Belvedere Bajo y sus grandes jardines que los separan.
El complejo es considerado como uno de los más bonitos en arquitectura barroca.
Aunque su historia no es tan dilatada como el de Hofburg, en él se recuperó la independencia mediante la firma del Staatsvertrag (Tratado de Estado) el 15 de mayo de 1955.
Si quieres visitarlo, además de la belleza que tiene su conjunto, también hay buenas colecciones de arte.
Se le conoce actualmente más como un museo y su obra más famosa es «El Beso» de Gustav Klimt.
Podemos encontrar en este palacio más obras maestras de varios momentos de la humanidad, caso del arte medieval, barroco, romanticismo, impresionismo, etc.
Entrar a todo el complejo cuesta 19 € para los adultos. Si se quiere visitar solo la colección artística el precio es de 11 €.
Siempre que te sea posible y haya tiempo, intenta visitar los tres (aunque dando preferencia al Palacio de Schönbrunn) pues son de indudable belleza y testimonio de la grandeza que la capital de Austria tuvo en su época imperial y que como en el caso de Budapest mantiene aunque sean dos países relativamente pequeños.
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